Por las mañanas soy un zombie, no me gusta hablar, no me gusta amanecer acelerada, ni que se me haga tarde, que me hablen mucho me aturde demasiado. No sé, soy rara. En las mañanas me gusta meditar, me gusta pensar en qué haré durante el día, me gusta llevármela leve y comenzar el día en paz.
Esos días en que se me hace tarde o que algo altera mi modo pasivo, voy demasiado acelerada al trabajo, y, reafirmo algo que aprendí en un curso: "tu nivel de estrés se refleja en tu forma de manejar" ya que en esas ocasiones soy una pantera al volante.
Resulta que me caen muy mal los limpia parabrisas, cuando veo que me tocará el semáforo en rojo me quedó lo más lejos posible para evitarlos, ya que aunque no traigas dinero o les digas que no te dirán: "ahí a la vuelta wera" o simplemente te ignorarán y se pondrán a bañar tu parabrisas, enjabonarlo y dejarlo muchas veces embarrado. En verdad que cuando lanzan el chorro de agua con jabón lo tomo demasiado personal, siento que me estuvieran bañando a mi y me molesta, que no respeten algo que es mío. Tal vez exagero pero de verdad que me molestan. A excepción de un viejito que siempre pide permiso para enjabonar tu parabrisas y a quien con gusto le das una propinita por su amabilidad y edad.
Después del preámbulo cuento mi experiencia:
Iba apresurada a no sé donde, se acercó una niña (de la calle) en un semáforo, con una botella. La niña estaba demasiado pequeña, unos 6 años, así no pensé que fuera a intentar nada más que pedir una moneda, pero no, apunto hacia mi parabrisas y fue como una escena muy chistosa porque en mi mente no entendí como se atrevía a hacer eso puesto que estaba muy chiquita como para alcanzar a limpiarlo. Estaba a punto de decirle NOOOOOOO (no enojada sino en cámara lenta u know...) pero ella fue más rápida y pum apunta con la botella y avienta CONFETI!!! ajá, colorida y escasa confeti en la esquina inferior derecha del parabrisas de mi carro. Se puso a recogerla con sus deditos simulando o intentando limpiar, llenándose de polvo sus manitas. Me sentí tan.. tan miserable, que mis ojos se vuelven a nublar de recordarlo. No sé, eso simbolizo muchas cosas para mi. No traía dinero a la mano, me bajé del carro, abrí la cajuela, saqué mi bolsa y le dí algo, pero de verdad que casi me la llevo, me cambió mi día por completo... me alegró y a la vez me entristeció., me sensibilizó. No se cómo se le ocurrió hacer eso, nunca me había pasado pero me dio una lección de vida que no puedo expresar con palabras.
Tal vez si a alguien más le pasara no sería lo mismo y todo esto se le haga absurdo, pero por alguna razón ella dio en el punto más sensible de mi ser con ese pequeño acto de humildad, por muchas razones. Hasta pensé en mi futura hija o hijas, de verdad me removió los pocos sentimientos que me quedan. Ya no la he visto, más sigo recordando eso que hizo por mi.